martes, 21 de septiembre de 2010

Para qué escribir


Andando por caminos azarosos entre tinieblas y luces borrosas, me doy cuenta que mis pasos demarcan un estruendo que, sujeto a cambios, ha sido la huella de mi vida.
¿Para qué escribir? Creo que uno no necesita razones para desear marcar presencia en la vida de otros utilizando el lenguaje, el cual sólo logra incrustarnos sentimientos efímeros de lo que realmente estamos pensando. Nunca podré decir lo que realmente pienso, pero si puedo pensar completamente en lo que he dicho y más aún, en lo que he escrito.
Cartas, oraciones, cuentos, libros, novelas, crepúsculos y narnias, vampiros y hechiceros, calabozos y dragones: ¿qué mejor que la escritura para plasmar aquel brillar del alma que no logras explicar con una palabra?...
No hay quien entienda un libro mejor que su autor; no hay quien comprenda estas palabras mejor que yo mismo; y no hay quien sea capaz de transmitir completamente lo que siente a través de unas cortas palabras habladas... Pero el lenguaje nos da esta ayuda... escribir.
Quizás plantar un árbol y tener hijos sean metas más concretas que escribir un libro, pero son mucho más complicadas de mantener en el tiempo... Un libro lleno de palabras lo escribes una vez y luego, escribes uno nuevo... adelantas etapas, sigues caminos, nuevas marcas, nuevas rutas, nuevas palabras, nuevas escrituras y nuevos sentimientos carentes de un lenguaje completo, pero que al menos se acerca contigo, mi hermosa escritura...

Para el prólogo de un libro... el mio

viernes, 23 de julio de 2010

Caída Libre


Qué mejor y más ostentosa emoción nos entrega una caída libre. Imagino mi cuerpo en un avión, con una tensión inédita en mi vida, comenzando un viaje sin retorno al alto cielo incoloro. Subimos poco a poco, con nervios, miedos a lo desconocido, pero subí de todas formas. En el camino al punto de salto, comenzaba a pensar en cada uno de aquellos momentos vividos en una tierra que será la causante de mi muerte en pocos segundos. Alegrias, Penas, Sin Sentimientos y Sentimientos vanos que a veces, por muy paupérrimos que fuesen, daban un sentido de pertenencia a algo de lo que nunca fui parte. Sigo subiendo, y ahora el avión planea, jugando con la seguridad otorgada por el hombre en una máquina. Mientras escucho que llegaremos pronto al punto en donde un paso adelante significará mi autodestrucción, sigo imaginando la montaña rusa de mi vida. Cuántas veces salí en búsqueda de algo y encontré algo distinto, que sin lugar a dudas fue mejor que lo que anhelaba hayar; pero que, a pesar de ser mejor, generó una caída más fuerte en la montaña rusa, en donde el éxtasis se lograba sólo al volver a subir. "Es hora de saltar". Un paso, una caída, una muerte, mil recuerdos dejados atrás y una vida vivida en la más perfecta imperfección. ¿Tiene sentido el éxtasis si no podrás contar que lo sentiste? Decido saltar, porque no es necesario que recuerden al muchacho miedoso que había subido al avión, sino que yo recordaré cada momento que pasé, que llore, que busqué y lo atesoraré, para que, al llegar a tierra, comience rápidamente mi viaje devuelta al cielo, pero esta vez, sin un avión.

jueves, 15 de julio de 2010

¿Por qué sonríes?


Innumerables son aquellas cuestionables preguntas que, recelosas de una contestación innecesaria, se fecundan en nuestro pensar, alcanzando nuestros labios y que irradian ondas por las cuales se transmiten. A veces, aquellas dudas son parte de una constante falacia que hemos construido durante un largo camino. Otras, son meramente cuestiones que no alcanzamos a comprender. Pero muchas de aquellas ocasiones en las que hemos formulado una, lo hacemos sin entender el sentido de nuestras palabras.
¿Cómo te llamas? es una pregunta que, a pesar de ser una de las primeras en nuestra lista, no genera una dubitativa respuesta.
¿Cómo estás? Cuántas, tantas y tontas veces hemos hablado sin desear respuesta. Una pregunta puede generar el peor de los desagrados en un ambiente de pleno regocijo en el cual nos encontramos inmersos por nuestras propias experiencias, actuando con felicidad por mi felicidad.
¿Por qué sonríes? Sin embargo, se genera una verdadera cuestión cuestionable ante este cuestionamiento. ¿Desde cuando ha sido la risa una causal para dudar? ¿No es acaso aquella acción natural, una demostración de que el tren de la vida va por una vía correcta? Sin duda, hoy en día, ésta es una de las preguntas más recurrentes. ¿O acaso haz visto sonreir a mucha gente al rededor tuyo? Nuestra vida, aún en tinieblas, se jacta de hacernos penetrar en lo más profundo de los no sentimientos, de las no acciones y de las no emociones, simplemente para no alterar aquel perfecto y simétrico funcionamiento de la vida del otro. Una sonrisa cambia todo. Una mirada fria y aspera, sin emoción, sólo continúa aquel frondoso y monstruoso camino por el cual hemos de andar constantemente.
Creo que la pregunta debería ser ¿Por qué no sonríes? y simplemente, el cambio de enfoque, haría cambiar este viaje, por el cual hemos de encontrar tanto el llanto, la tristeza y el sufrimiento, como la risa y la felicidad.

martes, 13 de julio de 2010

Palabras a ti


Difusos caminos provocan vastas inquietudes que, usualmente, se hacen acreedores de un sueño del que no eran parte. De pronto, una oscuridad azota el sentimiento que se hacía puro y que saltaba libre por los campos previamente constituidos en nuestro andar juntamente solitario. No asusta la tiniebla, pero da cuenta de una lluvia que hace llenar un mar de ilusión que yacía en un estado semidesierto. Por ello, este paso por el campo oscuro no provocó miedo, sino más bien un afirmamiento del firmamento, una consolidación de constelaciones, un sólido avance a los pasos que ya hemos avanzado.
Saliendo de aquel momento, vimos sonreir al saltarín sentimiento, que ahora nada en medio de las estrellas que han caido de tus ojos y que han abarrotado mi corazón, dejándolo simplemente preso de tu amor...

lunes, 12 de julio de 2010

Analizando el pretérito


Contadas veces decimos lo que pensamos, y muchas veces pensamos lo que decimos. Analizamos cada una de aquellos constructos comunicacionales que generamos a través del limitado lenguaje, siendo que, todo lo que ya se ha dicho, dicho está y se puede echar pie atrás en pos de redimir cualquier epíteto extraído de los labios de cada persona.
Es interesante como lo que se dijo, hizo o incluso cómo se actuó en tiempos anteriores al "hoy y ahora" influye tanto en dicho tiempo. Una leve mirada a un pasado del cual no me alegro, me hace caer en una profunda búsqueda de las causalidades de mis acciones o las casualidades del destino, el cual de azaroso no tiene NADA.
Epítetos inventados, un léxico personal al Alelar una oración que, hoy en día, según otras expresiones, no tienen validez, y sólo la generación de una hipérbaton constante en nuestras palabras es lo que construye el presente.
Sin embargo, cuánto pesa ese pasado? No es simple analizar mi propia búsqueda de motivos, pero más difícil aún es entender dónde estuve yo para evitar todos esos momentos que hoy pesan.
Analizar el pasado, para entender el presente y predecir el futuro. ¿Es mejor así? No, no lo es. Es mucho mejor dejar atrás el pasado, para vivir un nuevo presente y tener la incertidumbre extasiada de un futuro """desconocido""". Pero tal como un autor histórico, todo lo dicho pertenece a aquel hermoso lugar que no existe, a aquella Utopía en donde la razón fluye libremente. No habitamos allí, por lo que, el remontarse al pasado, no es tan sólo una practica constante en mi, sino también, algo muy necesario para vivir en la inherente No Utopía.

jueves, 8 de julio de 2010

De un escrito a una historia


Inmerso en el camino que subyace de toda realidad inherente a cualquier ser que sienta tal como el sujeto que escribe estos dialectos, me inundo en un mar de vastos conocimientos acerca de mi propia mente. Caminando sobre aquel colchón verde impregnado por la llovizna matutina, la divagación es el único recurso posible para olvidar que la ruta escogida ha sido la equivocada. Demostrando una irrisoria no falta de coraje, apretó su puño junto con el cigarrillo aún no encendido, el cual cayó inevitablemente a sus pies. Sin mirar atrás siguió. Pensaba en cuándo eligió tal tortura, un extenso camino carente de señales necesarias para sentirse completamente seguro. Sin embargo, la sensación de inseguridad provocaba un extraño éxtasis el cual le impedía escapar de aquel infinito camino. No sabía bien cuánto tiempo había transcurrido allí; cuándo había ingresado a tal ruta, por la que sus extremidades anhelaban encontrar refugio.
De pronto, una luz estoica e impasible arribó hasta sus ojos. Él creyó que había encontrado el tan esperado final. Comenzó a arreglar su corbata, de manera presuntuosa, pensando que hallaría algo nuevo, quizás otro camino, quizás otra vida, quizás una nueva esperanza. Sin embargo, nada de eso llegó. La luz no la daba la salida de aquel camino, sino eran dos hermosos ojos que atentos lo miraban, una hermosa boca que clamaba su nombre, un frondoso pelo que se mecía en el viento y un corazón que le daba una nueva oportunidad. Al acercarse se dio cuenta de que ese corazón, ese pelo, esa boca y esos ojos eran su destino, su meta y su nueva esperanza; eran simplemente su hogar al cual tenía que llegar para culminar allí su camino...

domingo, 4 de julio de 2010

Donde el título no concuerda



¿Es difícil generar alguna reflexión?
La verdad, eso no importa. Si bien puede ser relevante al momento de intentar plasmar tus pensamientos en un texto, ¿es importante que el resto lo entienda?
A veces, nos limitamos en torno a los propios obstáculos que nos coloca nuestro entorno. No tan sólo aquellas explícitas, sino que también las que inciden acerca de tus propios pensamientos. Ello, Yo, Super Yo, ¿para qué? ¿No es más importante lograr entenderte a tí mismo antes de entender a los demás?. Limitaciones del Ello, un Yo que no logra hacer lo que realmente desea y un super Yo que anhela salir a la luz. Comienza a vivir la vida en torno a otras aristas, en torno a caminos que carezcan de limitaciones, un camino donde la libertad sea la puerta de entrada, en donde tu felicidad sea lo primordial.
¿Es difícil encontrar la libertad? La verdad, sí lo es. Cómo se puede estar en libertad en medio de una prisión de lamentos pasados, inmerso en depresiones sin sentido y presiones que aplastan tus anhelos y esperanzas. Un mito de la caverna constante.
Es por eso, que nuestra libertad, la cual es más bien un "lugar que no existe" no la podremos hallar en nosotros mismos.
Si quieres libertad para hacer lo que quieras, es libertinaje. Si quieres libertad para poder decidir de la mejor forma, es Cristo.
Super Yo, Ello y Yo son uno, como una trinidad perfecta, en donde los deseos de uno son los anhelos del otro. Qué equipo gana: ¿el que tiene muchas individualidades o el que realmente es un equipo?
Si quieres libertad, necesitas un equipo: una unión perfectamente consolidada, en pos de un objetivo claro. ¿Cómo lograr el perfecto balance? simplemente encontrando la razón para vivir y sólo existe una que no contradice a las demás: una lograda con sangre, sudor y lágrimas, clavada en una cruz y resucitada al tercer día; esa razón se llama Cristo.
En Cristo encuentras la unión de tus realidades, personalidades y de todo tu ser. En esa unión encuentras el perfecto equilibrio para ir en pos de un objetivo. En ese objetivo encuentras un anhelo, una razón de vivir. En esa razón de vivir encuentras libertad. En esa libertad encuentras tu felicidad. Y en esa felicidad encuentras, por fin, la facilidad de poder reflexionar, hablar, amar, caminar y vivir como tú lo quieres, porque ahora ese Tú está guiado por el mejor, por el único que da la unión, la esperanza y la fuerza...